Artículos con la etiqueta ‘Artesanía artística’

Fabricación artesana de faroles artísticos

2006. 15 de junio. Visitamos al artesano de Antequera Rafael Ruiz de la Linde que diseña y realiza faroles artísticos. En una plancha de latón se marca el trazado de las tiras que se cortan para la estructura del farol. Son la base para elaborar los junquillos que se obtienen rodeando un alambre con el latón.
Para el farol que realiza necesita 115 piezas de cristal de distintas formas. El diseño sirve de plantilla, utilizando un corta cristales de punta de acero. Hay que adaptar el surco del junquillo al distinto grosor de los cristales.
La destreza del artesano se ve a la hora de encajar los cristales en el junquillo con alicates y tijeras.
Una vez enmarcadas las piezas hay que levantar la estructura, para ello se utiliza unos soportes con los ángulos predeterminados. Antes de la soldadura hay que aplicar un desengrasante. Tras apoyar la primera tanda de piezas se apunta con una soldadura de estaño. Construida la estructura se procede a la unión definitiva aplicando un cordón de estaño a la zona donde se juntan los junquillos. Los adornos y remates del farol se realizan con una hojalata.
El dibujo de va marcando con un punzón y se recortan con una tijera. Para dar brillantez al resultado se repuja mediante uñetas y diferentes puntas. Finalmente se protege de la oxidación con una pintura a base de barniz, betún de Judea a aguarrás. [Programa «Luces y Sombras» 25/06/2006. Canal 2 Andalucía]
Fechas de interés:
2006. 15 de junio. Emisión de reportaje sobre los faroles artísticos.

 

 

Escultura en bronce a la cera perdida

Visitamos en Salteras la Fundición artística Díaz Benitez, en la Casa Cortijo El Juradillo, de Salteras (Sevilla).

El proceso parte de un modelo, generalmente de barro, del que se obtiene un molde en silicona.

A continuación el molde pasa a la sección de cera donde un compuesto a base de cera y pigmentos rojos será fundido al calor de un infiernillo. Alcanzado el punto, se aplica en finas capas al molde.

Tras unir ambas partes se completa el relleno. Dándole acto seguido un volteo para distribuir la cera uniformemente por la superficie. El resultado es una reproducción exacta del modelo con delgadas paredes, en este caso, una jarra tartésica. Sólo queda el repaso de las juntas y el retoque de algún detalle

Seguidamente, también con cera, se prepara el arbol de fundición, consistente en un tronco hueco del que se separan las ramas que soportan cada pieza. Éstas ramas, también huecas, canalizaran la cera y gases de fundición hacia el exterior para recibir posteriormente el bronce fundido.

Finalizado el árbol, se protegerá  con un cilindro de acero que se rellena con un mortero de yeso hasta cubrir las piezas. Posteriormente será sometido a la acción del horno al objeto de disipar los restos de cera.

Enfriado el horno, las piezas  estarán dispuestas para la fase de relleno de colada de bronce.

Los cilindros volverán a su posición normal para ser enterrados en una zanja de arena bien compactada al objeto que ésta haga de dique de contención y aislante térmico a la hora de verter el metal fundido.

Mientras, en la estufa, el crisol funde los lingotes de bronce hasta alcanzar el punto justo.

La extracción del crisol de la estufa con el bronce líquido es el momento crítico.

Poco a poco el maestro fundidor  rellena cada molde.

Tras su enfriamiento, los cilindros se despojan del yeso calcinado para ir alumbrado las figuras de su interior.

Finalmente las piezas son repasadas con las herramientas apropiadas.

Se acaba con la pátina, una especie de firma personal de cada taller.

Con este procedimiento a la cera perdida podemos apreciar el verdadero valor de la escultura en bronce, pues no sólo depende del artista creador si no de una compleja técnica que se remonta al tercer milenio.

[Programa Luces y Sombras II 5, 28/10/2000 Canal 2 Andalucía]

Forja en Granada de una reja carcelera |Taller de Forja en Armilla (1989)

En el taller de José Luis Rodríguez se combina la forja con otras artes de la herrería, menos artísticas, dedicándose más a las rejas y puertas, que tienen mejor salida. El artesano afirma que para que sea rentable la herrería artística hay que hacer un número mínimo de piezas. Pone como ejemplo los farolillos granadinos que se venden muy bien y de los que hay que hacer cien para que compense. Jose Luis realiza una reja carcelera, al barrote que trabaja lo llaman hembra porque en él se engarzan los otros.

Los agujeros los hace una punceta que cuadra el hueco por ambos lados. La reja carcelera debe estar siempre hecha con barrotes macizos. Para cada vuelta el barrote tiene que volver a su límite de fuego. El herrero realiza un remate de vuelta. Cuando están hechos todos los barrotes de la reja, se engarzan en la hembra. Los que entran se llaman balaustres y pueden ser lisos o retorcidos aunque siempre macizos. Algún garabato o caracol anima la sobriedad de la reja y van con la soldadura disimulada por una abrazadera. Los trabajos terminados se sacan a la calle dejan espacio en el taller y se muestran a los posibles compradores. En el taller se hace también la reja de David, con pletinas que se moldean y cosen sin una soldadura. En la cizalla se marcan las medidas de los adornos que conforman la estrella de David. Las pletinas se rajan a media madera para que se metan las unas en las otras. Cuando están preparados los mimbres de hierro, se montan a base de fuerza y cálculo. Este enrejado no necesita soldaduras y suele utilizarse para la decoración de barandas para escaleras o en cancelas que se enmarcan en puertas de madera.

Otra especialidad de la forja es el asiento de jardín, que fantasea con respaldares con rizos de hierro. Los adornos se fabrican con antelación, se plantean a ver si encajan y se sueldan. Aunque los artesanos afirman que lo poco que se vende, se marcha a los chalets de la costa, los gustos arquitectónicos están volviendo a mirar la antigua calle del hierro.

Cerca de Granada, en Armilla, se han concentrado varios artistas del hierro. Miguel Cantos es uno de esos forjadores cuyo principal encargo es de estilo litúrgico ya que el principal cliente del taller es un mayorista que abastece de ornamentos a muchas iglesias. La base del trabajo no es el barrote, si no una ancha pletina que se retuerce por las puntas y lleva el cuerpo señalado de remates. El remate de las puntas se abre a dos rizos que se vuelven hacia arriba. El yunque tradicional se sustituye por un potro con dos barras para retorcer los adornos. Para el caracoleo con pletinas más endebles se ayudan con plantillas. Como resultado se muestra un atril para el Evangelio, un candelabro de Iglesia, y farolas y remates de cruz. El artesano afirma que no quiere que su hijo continuara con la forja.

[Programa “Hecho a mano” 17 de enero de 1990. Canal Sur Televisión]

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Orfebrería artística (Taller de Marmolejo)

Conocemos las técnicas de la orfebrería artística  en el taller de Fernando Marmolejo.

La existencia en Andalucía de yacimientos de metales nobles permite el desarrollo de una larga tradición orfebre.

En el taller de Fernando Marmolejo se desarrolla el oficio con los mismos materiales y herramientas tradicionales.

La materia prima son los metales nobles. Generalmente se trabaja la plata,  presentada en lingotes que se transforman en láminas de distinto grosor a través de los rodillos de una maquina de presión que se regula manualmente. Una vez laminado el metal se encontrará casi listo para  manipularse con la maleabilidad necesaria que requiera el diseño.

En el caso del repujado, hay que hacer un modelo previo en pasta de pez rubia con almagra y tiza, para amortiguar los golpes del cincel y adaptar la lámina de plata al volumen del repujado. Esta operación requiere gran variedad de cinceles y otros útiles especiales, así como la destreza de los maestros artesanos.

Una vez repujadas, las piezas se someten al sacado de fuego, que consiste en el ensamble de las mismas mediante soldaduras realizadas con una aleación de plata y latón al cincuenta por ciento. Este cordón de plata baja presenta un punto de fusión inferior al de las láminas, por lo que la pieza nunca se verá dañada.

El pulimento final elimina las huellas de la soldadura. La uniformidad a la obra se consigue introduciendo la obra, junto a una barra de plata en una solución química que reacciona con el paso de la corriente eléctrica. Este  proceso de  electrolisis tiene como  fin  recubrirla por igual con partículas de plata pura y le dará el brillo y el resplandor característico de los metales preciosos.

Si el metal es oro, se ejecuta directamente en el banco de trabajo por un maestro joyero. Sobre una copia del diseño a modo de plantilla, el artista va colocando las piezas labradas como si de un rompecabezas se tratase.

La delicadeza que requiere su elaboración nos acerca al mundo de las miniaturas, de ahí el gran valor de la joyería.

Su pequeño trabajo obliga a una soldadura muy delicada, empleándose para ello un oro en aleación cuyo punto de fusión es inferior al de las láminas o hilos de oro. Para eliminar las manchas del fuego, las piezas se bañan en ácido sulfúrico y agua. El aspecto mate resultante se elimina con un baño de electrolisis. Con este último tratamiento la pieza recupera su color original, para finalmente ser bruñida con piedras de ágata que acentúan el brillo y la hacen inconfundibles por su especial luminosidad.

La orfebrería realizada en oro y plata adquiere su valor, no sólo por el coste de la materia prima, si no porque la labor creativa, el tiempo invertido y el esfuerzo puesto en su elaboración y acabado, las convierte en  piezas originales, únicas, que les confieren el carácter exclusivo de auténticas joyas.

[Programa «Luces y sombras, 011, Sección Las Técnicas 18/07/2000 Canal Sur Televisión]