La saca de yeguas en 1987


1987: 26 de junio. Ganaderos y caballistas de Almonte recogen las yeguas y los potros que han pastado en libertad durante un año: las llevan a Almonte para tusarlas (cortarles las crines) y marcar a los potrillos nuevos. La tarde anterior, llegan a la marisma de Doñana y pasan la noche acampados. Se levantan al amanecer del día (y cantan juntos el famoso fandango homónimo).  Primero localizan el ganado, se reúnen en el abrevadero para adoptar una estrategia y reparten las tareas. Deben reunir a las yeguas diseminadas por la marisma y los jinetes van rodeando con cautela a las manadas, obligándolas con delicadeza (para evitar estampidas) a dirigirse hacia el abrevadero. Otros caballistas forman una barrera para terminar de encauzar al ganado hasta el lugar de reunión. Por la tarde se inicia, con una manada de unas quinientas cabezas, el camino hacia Almonte. La gente los espera en las calles en un ambiente de fiesta popular. Los conducen a un corralón comunal y a la mañana siguiente los propietarios los separan en pequeños grupos o tropas para llevarlos a sus corrales donde los tusan y marcan. A las yeguas más bravas se les acerca una «madrina», una yegua mansa para poder manejarlas. Solo volverán a la marisma las hembras. Los potrillos se venden o se toman para su monta o para trabajos agrícolas.

Se trata de una tradición centenaria (ordenanza en 1504 del Duque de Medina Sidonia). Este ejemplo de ganadería extensiva y sostenible, es considerado el espectáculo equino más impresionante de España.

[Programa documental «La tuza», 17 de junio de 1989]

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