– JUICIO AL AMIANTO.- Tras décadas de espera, por fin va a dar comienzo el juicio por los afectados de Uralita. El amianto que se utilizaba en el proceso de fabricación de sus fibrocementos podría causado la muerte a centenares de muertes de trabajadores. La culpa sería del polvo de amianto que se desprendía pues se incrustaba en los pulmones y con los años podía desarrollar distintos tipos de cáncer. Ya en 1994 la empresa reconocía unos 140 enfermos por ese contacto, y tres años después unos 80 fallecimientos. Sin embargo, no se consideraba enfermedad laboral. Las instalaciones en Sevilla llegaron a contar con más de 1000 trabajadores, aunque según se fue frenando la utilización de amianto, su actividad decayó, no superando los 100 al final, cuando fue cerrada, y en sus terrenos se levantaron pisos. Ha pasado mucho tiempo, pero para muchas familias ganarse la vida supuso un sacrificio mortal.
– COMBATIR EL FUEGO.- El pasado fin de semana entró en vigor el Plan Infoca para evitar el riesgo de incendios en nuestros campos y bosques. Tras un invierno y una primavera con muchas lluvias se vaticina un verano de alto riesgo. Al margen de contemplar medidas preventivas como prohibir las barbacoas en el campo o la quema de pastos agrícolas, se destinarán 4.500 efectivos en toda Andalucía y 200 puntos de vigilancia para detectar cualquier conato de fuego. Ya durante el invierno se hizo un trabajo previo de adecuar 17.000 kilómetros de cortafuegos. ¿Afectarán los recortes a la prevención de incendios? El 95 % de todos los siniestros que se producen en Andalucía tiene su origen en la acción del hombre.
– EL PARÓN EN LAS RENOVABLES.- La apuesta pública por las energías limpias, que comenzó en los años 90, y que fue considerada la alternativa económica e innovadora al ladrillo, se ha ido diluyendo con el mismo entusiasmo con el que se creó. Desde 2007 hasta nuestros días, muchos pequeños y grandes inversores vieron, de la mano de las distintas administraciones, una posibilidad en las energías renovables de conseguir unos beneficios, que además dinamizaban la investigación y generaban actividad en el mundo rural. El beneficio medioambiental estaba fuera de toda duda. El negocio de la energía fotovoltaíca consiste en poner paneles solares que transforman el calor del sol en electricidad. Electricidad que se puede usar para el autoconsumo o para venderla a las compañías eléctricas. Todo ello funcionaba con primas que permitían esa rentabilidad, que ahora se han recortado y que pone en cuestión el crecimiento del sector, en el que España era puntera.
Sábado 08/06/13: Juicio al amianto. Combatir el fuego. El parón de las renovables
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