– MIRANDO A LA MINA.- Bajar a la mina es sumergirse en la historia de una actividad ancestral en Andalucía. Aquí, la minería metálica ha dado vida y riqueza durante décadas a numerosas comarcas, como por ejemplo Río Tinto. Sin embargo, había caído en una profunda crisis en la transición del anterior al actual siglo. A ello se unió el desastre ecológico ocurrido en Aznalcóllar con la rotura de la balsa de residuos contaminantes, y la bajada de los precios del cobre. El cierre de las minas llevó la crisis a decenas de pueblos cuya historia había estado siempre ligada a esta actividad. Pero ahora las circunstancias están cambiando. Las nuevas tecnologías y precios más competitivos en el mercado han animado a resucitar el sector. Río Tinto vive entre el escepticismo y la esperanza
– CACHARROS.- Aunque se paga una tasa con la compra de los grandes electrodomésticos para reciclar el que se retira, la realidad es que no siempre se cumple ese fin. Se calcula que los consumidores abonan entre 300 y 400 millones de euros cada año para su reciclaje, pero en realidad, se calcula que sólo se despieza menos del veinte por ciento de estos aparatos. La normativa no se está cumpliendo a pesar de que los electrodomésticos estaban fabricados con productos contaminantes o tóxicos que hay que extraer de manera controlada. Aún así, la mayoría acaban en chatarrerías o descapampados, o incluso se ha detectado alguna exportación ilegal a otros países. Los perjuicios van más allá de los daños medioambientales.
– CULTURA DE PAPEL.- La venta de libros sigue cayendo, y de hecho, el año pasado se vendió un diez por ciento menos. Numerosas librerías han tenido que cerrar en los últimos años, afectadas por la situación general de la economía y la particular que plantea la competencia de las nuevas tecnologías. Por ello, el universo de la lectura ha tenido que reinventarse. Algunas librerías se han transformado en espacios con encanto, con personalidad propia, abriéndose un hueco a pesar de los tiempos que corren. Con imaginación, a través de conciertos, tertulias, clubes de lectura, buenos productos y una atención personalizada, se han convertido en animadores culturales de barrios, pueblos o ciudades. Nos acercamos a nuevos y antiguos proyectos basados en transmitir pasión por la lectura.