– ECONOMIA SUMERGIDA: El gobierno se propone tomar medidas para que aflore el empleo no contabilizado y que no cotiza, otorgando un periodo de gracia para luego ejecutar un mayor número de inspecciones, que conllevarían sanciones más cuantiosas. Es una iniciativa parcial dentro de un fenómeno mayor que es el de la economía sumergida, que se calcula que en España supone entre un 20 y un 25 % del PIB. Esto redunda en el fraude fiscal y la evasión de impuestos. Casi 250.000 millones de euros podrían ser los que se manejan de una manera opaca para Hacienda, y por ello, se deja de ingresar en las arcas del Estado cerca de 40.000 millones de euros, según el Sindicato de Técnicos de Hacienda. El porcentaje es notablemnte superior al que se da en otros lugares de la UE, por lo que también, al margen del incremento de los controles y la vigilancia, también hay que erradicar usos sociales que propician esta práctica, que se da en todos los sectores, desde el inmobiliario, a la hostelería, pasando por los profesionales liberales.
– DESDE CHERNOBIL: Justo cuando el mundo está alarmado por la situación en Fukushima (Japón), se han cumplido 25 años de la mayor catástrofe nuclear de la historia. El fallo provocado en el reactor de la central de Chernobil afectó a media Europa y, aunque no hay datos contrastados, cerca de doscientas mil personas podrían haber muerto desde entonces como consecuencia de la liberación de material radiactivo. De hecho, todavía sigue en vigor una zona de exclusión alrededor de la misma. Aunque está situada en Ucrania, fue Bielorusia el país que recibió más fuerte el impacto sobre sus tierras y ciudadanos. Desde entonces, cada año se organizan vacaciones de centenares de niños y niñas bielorusos en Andalucía, puesto que la Organización Mundial de la Salud calcula que cada uno de los periodos que pasan fuera de la influencia de la radiactividad, les permite alargar su esperanza de vida entre un año y año y medio. Aquí reciben atención sanitaria, una mejor alimentación y se benefician de los efectos positivos del sol, al margen de la solidaridad de muchas familias.
– CONTAMINACIÓN LUMÍNICA: En medio de la crisis económica y dentro de un horizonte incierto de políticas energéticas, se hace más patente la necesidad de no derrochar en el alumbrado público. Pero las razones no sólo son económicas. Para generar más watios de luz hay que contaminar más. Pero además, el exceso de luz nocturna en su proyección hacia la atmósfera produce lo que se conoce como contaminación lumínica. Un fenómeno que impide la observación científica del firmamento y afecta a flora y fauna así como al descanso de los seres humanos. Andalucía cuenta con una ley de gestión integral de la calidad ambiental en cuyo texto se reconoce el daño de la contaminación lumínica y se proyecta la división del territorio en zonas (algunas más protegidas, como las que rodean los parques naturales o los observatorios astronómicos). El año pasado, además, se aprobó el reglamento de protección del Cielo Nocturno que está en pleno desarrollo, estableciendo restricciones y sanciones para el alumbrado que incida en los espacios públicos.